Mr. Chava
- Beatriz
- 17 oct 2019
- 3 Min. de lectura
En Andalucía parece que aquello de “Desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo” nos lo tomamos en serio. O al menos en lo que a la parte del desayuno se refiere. Y no es algo que sorprenda, porque cuando uno prueba un mollete andaluz, ya sea con tomate y aceite, mantequilla, manteca colorá, carne mechá,... empieza a ver con otros ojos esas tostadas de pan que se estilan en otras zonas de España. Aunque de molletes (de Écija, que no de Antequera) ya hablaré otro día, hoy voy a centrarme en el café.
Por desgracia, lo más habitual es que por aquí el café se sirva en un vaso de caña -que dejó de ser transparente hace ya tiempo-, bien caliente (a pesar de haber pedido la leche fría o templada), y, por si eso no bastara, no suele estar bueno ni sentar bien. La razón principal de todo esto es muy sencilla, y no es otra que el dinero, pues muchos hosteleros no están dispuestos a pagar unos euros de más por tener un café de calidad. Pero también hay otras como la limpieza, tanto de las tolvas en las que se almacenan los granos de café como de las máquinas, especialmente la del accesorio utilizado para calentar la leche. Y es que si uno se para a mirar todo ese tipo de detalles, lo más probable es que acabe pidiendo otra cosa que no sea café. Y así hice yo durante años, hasta que un día mi madre me habló de un sitio en Écija que tenían cafés especiales y decidí darle una nueva oportunidad al café. Aún recuerdo ese día como si fuese ayer, y supongo que será porque descubrí un universo de aromas y sabores inesperados. Notas ácidas, dulces, amargas, ...pero muy sutiles y delicadas, tanto que te invitan a sorber una y otra vez, y te llevan a querer saber más de todos los procesos que ha pasado desde su origen hasta esa taza. Entonces me acerqué a la barra a averiguar qué había tomado. Recuerdo que apenas hubo intercambio de palabras, pues quedé impactada al ver que el café era el protagonista de la barra, de Brasil, de Honduras, con diferentes tuestes...pero sí que me compré un paquete para intentar reproducirlo en casa. Y así es como llegué hasta Antonio Chavarría, y su cafetería, Mr. Chava.
Esta cafetería, escondida frente al hospital de Osuna, es probablemente donde se sirvan los mejores desayunos de la provincia de Sevilla. No en vano, solo se sirven desayunos, de lunes a sábado en horario de 7:30 am a 12:30 am. Eso sí, no os esperéis encontraros con el típico establecimiento que parece diseñado para hacerse la foto de instagram. NO. Este es uno de esos locales más clásicos, pero con encanto. En sus paredes cuelgan pizarras las que se explican brevemente los procesos a los que se somete el café y algunos términos relacionados, así como diplomas ganados por Chava a lo largo de su trayectoria. Aunque es raro hacerse con una de las mesas, yo recomiendo continuar hasta la barra en forma de L para poder observar y disfrutar del maestro en acción. Panamá, Bolivia, Brasil, Costa Rica, Honduras,… diferentes orígenes, pero también diferentes procesos y tuestes para todos los paladares, que van variando continuamente. Ante la duda, dejaros aconsejar y seguro que disfrutaréis de la experiencia*. Y, si por lo que sea tomáis descafeinado, prohibido eso de “un descafeinado de sobre, por favor”, pues aquí solo se ofertan descafeinados en los que no se emplean químicos para eliminar la cafeína y, por tanto, se aprecian mucho mejor los aromas y sabores. Además del café, os recomiendo probar el zumo de naranja -natural y recién exprimido -, o el chocolate -sin gluten y sin lactosa-.
Los bagels o las tostadas con aguacate, salmón, los huevos benedictine y ese tipo de desayuno tendréis que buscarlo en otra parte, pues en Mr. Chava solo se ofrece producto autóctono y se apuesta por la CALIDAD. No faltan los churros en los que mojar el chocolate, ni tampoco un buen pan artesano, elaborado en la panadería Moya (Osuna). Para acompañar, varios untables (manteca colorá o blanca, mantequilla, …), aunque creo que la mejor opción (vegetarianos/veganos aparte) es la más clásica andaluza: jamón ibérico con tomate y un chorreón de aceite de oliva virgen extra. Este último merece una mención aparte: aceite 1881 edición limitada de Osuna, o Estepa Virgen de Estepa, son algunas de las joyas que encontraréis .
Con un desayuno así, es imposible tener un mal día.

*El café se vende allí mismo, y también online, acompañado de una hoja de instrucciones para que la experiencia en casa sea la mejor posible.
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